Lo solemos usar como chiste, como pilar, como unión, como tema de conversación ya sea seria o divertida. Como una excusa hacia algo que no queremos hacer, o una motivación para llegar a alguna meta que nos hayamos propuesto en un momento dado. O varias de estas cosas a la vez.
Como no hay mejor forma de explicar lo que se quiere decir que poniendo un ejemplo, lo haré. Hace un par de meses ya entre nuestro grupo de amigos nos reíamos de algo muy original. Hablo del móvil chino de Sarah. Muy bien, ese móvil se perdió y todos estuvimos muchas décadas llorando lágrimas de cristal para que volviera con nosotros, pues seguramente se fue a sacar el pasaporte y volver a China donde comerá arroz y rollitos de primavera, se pondrá como una foca para que finalmente lo pesquen, lo descuarticen y se lo coman en una sopa o con salsa de ostras.
Y yo, como soy un caballero amable y buen ciudadano conocido por todos, he decidido que esa tradición no se puede perder en ningún ambiente. Unos me llamarán basto, otros se reirán, aquellos dirán chinyanwoñowoño y esos cantarán la canción tonta de Ke$ha. Os presento el gran bombazo del año: El móvil chino DE BETZE.
Dicen las malas lenguas que no se puede quitar el sonido de la cámara porque en esos países de por allá tienen los ojos medio cerrados y por lo tanto no ven lo que hacen los demás, así evitan grabaciones sin el consentimiento del que es grabado. Yo creo más bien que se ideó como un plan estratégico de encubrimiento a los restaurantes, pues podrían ser grabados vendiendo gato al limón, loro semín y perrito con pimientos.
En fin, ahora a esperar a que venga el móvil y ver cuándo decidirá volver a su país a cultivar espárragos :(.
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